El pasado 18 de Julio 2018 se rindió homenaje a uno de los hombres más importantes de nuestra Comunidad Valenciana y por qué no decirlo de España, porque sus reconocimientos sociales y académicos así lo avalan. Como por ejemplo, la medalla de Alfonso X el Sabio.
A Enrique lo conocí allá por el curso 1979-80 como profesor de electrónica en segundo de carrera de Ingeniería Técnica Industrial rama eléctrica, electrónica industrial. Yo procedía de formación profesional y de COU. Me llamó poderosamente la atención, su desparpajo y los conocimientos que tenía sobre las materias de electrónica y su aplicación en el laboratorio, más aún cuando yo ya sabía algo de ello por la F.P. que había estudiado. Pero lo que más me impresionó, fue su pasión por la asignatura, haciéndonosla muy atractiva, fácil de comprender y de aplicar en un futuro no muy lejano cuando terminásemos la carrera.
Por aquella época, fui delegado de mi clase, lo que me permitió conocer más de cerca las ideas e inquietudes que tenía Enrique Ballester por aquellas fechas.
Capté rápidamente una de sus múltiples ideas, que comprendí y me enamoré de ella, y no era otra que: ¿cómo debería de ser un Ingeniero cuando terminase la carrera? Pues bien, debería ser un ingeniero, con fundamento y criterio profesional y humano, que supiese buscar soluciones a todos los problemas con los que se enfrentase en su vida profesional y social, unas, serían más acertadas que otras, pero todas deberían estar tomadas con una base firme y fuerte. No había que rendirse ante ninguna adversidad, pues por eso seríamos ingenieros, ¡personas con ingenio!
Esta idea que capté de Enrique Ballester, yo la he hecho mía y sigo utilizándola desde entonces, y si me lo permitís con muy buenos resultados. Enrique, tenía más ideas, quería más. Inquieto por naturaleza y de firmes convicciones, consiguió ser Director de la E.T.S.I.D. desde marzo 1986 para ponerlas en práctica: conseguir que el alumnado que de aquí saliese, fuese lo mejor de lo mejor profesional y humanamente y, para ello, se necesitaban infraestructuras, medios, profesionales de la educación y un servicio de secretaría que funcionase con fluidez para que el alumno pudiese sentirse como en casa.
Uno de los primeros grandes logros fue llevar nuestra Escuela, al Politécnico en 1989 y dejar la sede situada en la calle Antiguo Reino de Valencia. Con esto ya se había conseguido un gran éxito. Pero pronto se quedaron pequeñas las infraestructuras necesarias para desarrollar los proyectos previstos tanto por él como por los de su equipo. Siguió luchando y en el año 1999 se consiguió la nueva sede que todos conocemos, lo que supuso un paso de gigante en la formación del alumnado.
Enrique Ballester fue pionero en temas relacionados con becas Erasmus estableciendo acuerdos con universidades de Inglaterra para conseguir una titulación de grado para los alumnos que allí estudiasen. En España, en aquellos tiempos, era algo impensable. Y no fue hasta el curso 2011-12 cuando salió la primera promoción con la titulación de Grado en Ingeniería en la E.T.S.I.D.
Y ¿qué me decís de las nuevas carreras de Grado en Ingeniería Aeroespacial y de Diseño Industrial y desarrollo de productos? Poder tener ordenadores en las aulas, disponer de una biblioteca propia con valiosos volúmenes… Pues todo un éxito, uno detrás de otro; como ha sido también el reconocimiento internacional EUR-ACE PEGASUS para nuestra Escuela. Además hay una gran cantidad de alumnos que han conseguido, por sus proyectos y expedientes académicos, el reconocimiento de todo el colectivo universitario. En la actualidad que un número importante de antiguos alumnos ocupen cargos de relevancia a nivel autonómico, nacional e internacional, deja a la E.T.S.I.D. en uno de los mejores puestos de educación universitaria de España. Y ello, no lo olvidéis, a nosotros, los que aquí hemos estudiado, nos enriquece y honra. Gracias Enrique.

Enrique Ballester Sarrias y Francisco Aznar Mollá
Enrique Ballester Sarrias y Francisco Aznar Mollá

Ahora, si me lo permitís, voy hablar de Enrique Ballester como persona:
Por propia experiencia, puedo deciros que Enrique es un hombre, con grandes valores humanos y siempre ha estado dispuesto a escuchar y apoyar a todos aquellos que nos hemos acercado a él, bien fuera por un tema de formación, profesional o bien por una preocupación necesitada de un buen consejo. Sí, dar consejos lo hace mucha gente, pero en el caso de Enrique con un matiz muy importante, el tiempo que te dedicaba era «full time», sin prisas, con tranquilidad… Salías de su despacho en paz y con ganas de comerte el mundo. Te ofrecía su ayuda, pero no te imponía su criterio.
Gracias a su forma de ser, a dejar que cada uno exponga su opinión, a compartir sus ideas contigo, a ayudarte a llevar las tuyas a cabo, a enseñarte a tomar decisiones, ha conseguido que muchos de nosotros, los que hemos tenido esa suerte, nos hayamos sentido gratificados colaborando con él, contando con su amistad desinteresada y con su apoyo.
El resultado lo tenéis aquí, D. Enrique Ballester Sarrias, una de las personas que más ha hecho por nuestra formación profesional como Ingenieros humanos.
Enrique, bien te mereces la jubilación, y yo no te digo adiós, pues tengo el convencimiento que seguiré contando con tu amistad y que seguirás por nuestra Escuela ayudando a todos en todo lo que esté en tus manos.
Gracias otra vez Enrique por tu amistad, tus sabios consejos y tu tiempo.
Enhorabuena Enrique te mereces este HOMENAJE y mucho más.

Francisco Aznar – Director CyC-Ingenieros